Chile, Santiago
de Chile
Rey Cristian
3908, Providencia
3 de Mayo de
2.017 23:30 hs.
BUSCO UNA MUJER
Experimento literario
Me senté en una
silla
Y tomé mis sienes
con la mano
Y Lloré en
silencio
Quiero hablar de
lo que sucede cuando nuestro tiempo se nos escapa, de lo que hace nuestra
mente, lo que pasa con nuestro cuerpo, con nuestro espíritu, nuestra vida… Ya
no sé. Hablo de mí. No de ustedes.
Busco una mujer
Que me deslumbre
Por sus hechos
O su carácter o
su inteligencia
Busco una mujer
que me acompañe
Que me suma en
nuevos sueños
Una que me traiga
nuevos retos
Que me ayude a
vencer
Será la que me
ayude
A ser mejor
-Yo creía que de
esto podía salir algo bueno. Tantos días pensando, maquinando… Guardando en mi
interior todos estos textos. Que permanecen. Que se esfuman. Y no sé si quiero.
Pero sé que no quiero escribirlos. Y luego surgen las personas. Ustedes, que
quieren leerlos. ¿Quiénes son ustedes? Respóndanme. Escríbanme una carta. Un
mensaje. Ustedes. Por ustedes hago esto. Llámenme. Díganme “escritor, queremos
saber más”, “escritor, queremos escucharte”.
El que era yo se
sentó en la silla
Amargamente
Soltó sus
sentimientos
Y afloraron
lágrimas
Yo quiero
decirles lo siguiente que pensé mientras estaba en una plaza, la plaza Río de
Janeiro, donde hay una estatuilla como esas que hay en la Isla de Pascua. Que
andá a saber si la hicieron a imagen o semejanza… O se la robaron de la isla…
Estos chilenos…
Miren, lo que
pensé y quiero decirles, es que miren… Si tenemos para aprender de los niños.
Los adultos estamos locos, muy locos, muy equivocados. Con nuestra ambición y
nuestros deseos desbocados. Y nuestro fanatismo por el orden. Ustedes fíjense…
Fíjense si los niños no saben… Que uno, a un niño, cuando quiere algo… Lo que
sea… Póngale una comida, un postre, un juguete… Lo que sea… Usted entre en mi
sintonía… Uno le quita eso… El niño se lo pide y uno no se lo da… El niño, en
su impotencia, hace un berrinche… Grita, pelea, golpea, se revuelca, corre,
grita más… Ya… Entonces pasa un rato. Y uno le da al niño eso que quería. Pero
el niño no lo quiere más. Incluso lo niega. Lo patea. Lo aleja de sí. En última
instancia lo destruye. Lo rompe. Lo golpea contra el piso. Lo arroja lejos… Y
nosotros los adultos decimos “Es un capricho”… Y en realidad, el niño, sabe
mejor lo que quiere que nosotros. Porque lo ve, está a su alcance, quiere
conseguirlo… ¡Y lo quiere ahora! Si no se lo damos, el niño lo aborrece. Porque
el niño… El niño… El niño sabe cuánto vale el tiempo y sabe (sí, sabe; sabe
perfectamente), sabe cuándo es ahora.
Y las que se
fueron ya no son
¿Qué será de
ellas?
¿Qué será de mí?
Ya no sé
Ya no saben
He de olvidarlas
ya
Como esta poesía
que iba a escribir
Que ya no es
Esta poesía que
se llamaba
Busco una mujer
Y entonces me rebelo. Contra mí mismo. Contra
ustedes que me leen. ¿Qué iban a leer? ¿Qué es, qué será esto?
Rompí a llorar
Sentado en una
silla
En la cocina
Pero en silencio
Y yo me pregunto,
todo lo fuerte que quiero ser; todo lo grande que quiero ser; todo lo más, lo
mejor, lo único, lo asimilable a Dios que quiero ser… Todo eso, ¿Dónde va a
quedar? Porque la verdad estoy harto de hablar de ese tema del dinero. Estoy
cansado de la plata. Pero de no tenerla, la verdad. –Miren, no los voy a
escuchar más a ustedes, todos los secos que me dicen lo que no quiero escuchar
acerca del dinero. ¡Lárguenme un billete y no me jodan más!-
Es que, la
verdad, la comida que no me coma hoy… Voy a
llegar a los treinta años ya no me va a servir. Ya me voy a haber
gastado el tiempo. Ya lo que no comí no lo voy a poder comer. Lo que no crecí
no lo voy a poder crecer. Lo que no me hice fuerte… Lo que no pude levantar a
esa mujer con una sola mano sobre mi cabeza… Sí, yo le quería demostrar a la
mujer que me gustaba que era muy fuerte… Pero no era tanto… ¿Cómo la iba a
defender?
Y encontrar que
Todo esto
Es como una
espiral
Y voy a
sostenerlo
Me caigo en
picado sobre mí
Es un abismo
El que me
encuentra
Y despertar
En este mundo
Para llegar tarde
a la meta
Y descubrir
Que Dios me está
mirando
Ahí fijo
Me está mirando
Y me dice:
Dejate llevar
Porque llegué
tarde a la meta
Y fue la mar de
las desilusiones
Y encontré
Que había vivido
toda una vida
Toda mal
Y sólo me quedó
morir
Y morí
Para descubrir
Que mi señor me
ofrecía
Volver
A vivir
La misma vida
Exactamente igual
Otra vez
Matías Pablo Echevarría
2.017
En mi
laptop Acer Aspire One
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