lunes, 8 de mayo de 2017

Mi pequeñez ante la tecnología

Santiago de Chile, Providencia
Rey Cristian 3908
Lunes, 8 de Mayo de 2.017, 23:30 hs.

MI PEQUEÑEZ ANTE LA TECNOLOGÍA


Tratando de comprender la tecnología, las máquinas. Todas funcionan mal. Tienen demasiadas fallas. Y uno pendiente de ellas. No se puede depender de estas máquinas, de las computadoras, los vehículos, los celulares... Es en vano.
Al final, es lo que siempre supe. Lo importante somos las personas. Ni siquiera lo que hacemos. Lograr una gran obra, construir un objeto, materializar el intelecto... Todo eso es nada, es pura vanidad. De verdad lo que importa es cómo nos construimos. Las personas a las que nos aferramos, las que soltamos, cómo nos construimos en nuestras actitudes, en nuestro intelecto, en nuestra comprensión; la compañía que brindamos, las personas que aceptamos, las diferencias que salvamos. Eso es lo cierto, esa es la verdad, eso es lo sublime, lo espiritual, lo tan sagrado que cada uno de nosotros anhela en el fondo de su corazón. ¿De qué va a servir lo que hagamos? Dios está ahí, para hacer y deshacer, para moldearnos.
Y yo soy agradecido de que nuestro creador me dé este conocimiento, que no es menos. Gracias a Dios que me da este mensaje para que lo comunique. Gracias porque así él manifiesta que está aquí, que es presente en este mundo. Y me dio estas manos para que yo pueda darles a ustedes este mensaje. Estas manos que son como súper-herramientas. Que me las ensucio, me las rompo, las arreglo, las lavo y las reinvento día a día. Gracias a ustedes. Dios me da este mensaje para que lo comparta con ustedes.
Cada uno de ustedes es importante. Cada uno de ustedes vale la pena. Y por ustedes yo me levanto cada día y hago algo. Por ustedes decido hacer y no quedarme esperando. Porque ustedes valen. Ustedes, cada uno de ustedes. Las personas de mi vida, mis amigos, mis familiares, mis allegados, los desconocidos que encuentro día a día... Ustedes son la razón por que Dios me da este mensaje para convidarles.
Mi vida vale poco, es poco. No es nada que otros no hayan hecho. No voy a hacer nada que ya no esté hecho, que no sea parte del plan de Dios y que esté por él ya pensado. No voy a hacer nada grandioso que otros hombres no hayan hecho. Y eso es necesario que ustedes lo sepan. Y que a través de estas palabras, se encuentren consigo mismos en esta propia pequeñez que es mía y que también es suya. Y sólo así, ante la grandeza de Dios, juntos, nos haremos grandes con él que es grande.
Lo lamento por los de ustedes que teman a Dios o no lo acepten en su corazón, porque de verdad es él el que los llama a través de estas palabras. Él me consigna a través de todas las tribulaciones de mi vida a convidarles con mi humildad y demostrarles mi debilidad, que no soy omnipotente; que tal vez hago mucho, pero es poco; y que lo que podría no lo puedo. Porque así él lo quiso y así lo quiere; para que no me gloríe de mí, sino de él. Es verdad que lo que hago no es grandioso; y no podría engañarlos de lo contrario. Él me quita la máscara y les enseña detrás del velo la persona débil e insignificante que soy, cuánto me rindo y cuánto fallo cuando no me rindo.
Si he hecho cosas que otras personas no han hecho es sólo porque he estado en el sitio y el momento en que ninguna otra persona estaba en mi lugar. Y hay, de hecho, personas que han hecho, que hacen y que están haciendo cosas grandiosas y que yo no he hecho ni estoy haciendo ni podría hacer.
Y mi mayor deseo es que este universo de Dios en el que me veo envuelto, me acerque a esas personas, me siga encontrando con personas magníficas y que tenga la oportunidad de ver mucho más. Y eso, espero, que sea el deseo de ustedes también.

Matías Pablo Echevarría
2017

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