Para mí, personalmente, Bahía Blanca es un problema: Me da dolores de cabeza, me da dolores de estómago, me fatiga y me sobreexplota. Bahía Blanca es una ciudad de problemas -tal vez para mí, porque nací aquí-.
Estoy en Bahía Blanca y tengo que escribirla. Tengo que escribir esta ciudad y plasmarla; mi ciudad, Bahía Blanca. Dentro de tres días es el día de Bahía Blanca.
Puedo ver los problemas de Bahía Blanca. Una ciudad de la que he leído que está entre las ciudades más seguras -¿Del mundo? ¿Será de las diez ciudades más seguras del mundo? No lo sé, últimamente oigo demasiadas historias de robos-.
Los últimos días pienso en Bahía Blanca como en Ciudad Gótica. Ciudad Gótica es una ciudad corrupta; Bahía Blanca está muy corrompida. Tiene que haber un Batman para esta ciudad de Bahía Blanca. Un hombre murciélago que vele por las noches, que vele por noches seguras.
Yo no quiero ser el héroe de Bahía Blanca, que sea otro. Pero esta ciudad necesita un héroe; un héroe estadista que la rehabilite. La ciudad está plagada de psicólogos, dicen... Se ha convertido en un asilo mental abierto entre el océano y la pampa. ¡Qué imagen! su luz se ha apagado entre tinieblas.
Yo sé, yo sé que leí en algún sitio que Bahía Blanca tiene históricamente el mayor ingreso per cápita sino de la Provincia de Buenos Aires, del país. ¿Dónde está la plata? Unos dicen que es el puerto, otros dicen que es el polo; a mí se me ocurre que es la Universidad, se me ocurre que es el producto agropecuario de la zona.
¡Qué plato! A mí nadie me entiende en esta ciudad. Piensan que los critico; no les gusta lo que hago, quieren que cambie mis palabras, alimentan mi obsesión dialéctica. Porque una palabra vale y otra no, porque las palabras tienen sentidos peyorativos y existe el modo correcto.
Cada porro que se fumaron en la puerta de la universidad durante las Jornadas de Cannabis, esa charla informativa de buen quórum, es un vuelo.
Mi ingente labor de escritor que busca el acuerdo entre las personas de esta ciudad, es una vida dedicada al amor; amor por mi patria. Por la patria mi vida es amor.
Yo hago el mejor esfuerzo por retratar todo lo que llego a ver, que es lo que me muestran. Denme más, muéstrenme más.
Acá hay un montón de universitarios; hay un montón de estudiantes de la zona; hay un montón de empleados del polo. Está el tren, está TGS y están los emigrados de los monoblocks del barrio Ejército de los Andes -donde se tirotearon con los narcos en Ciudadela (el Ricky amasaba pizza para Julián y venía de ahí)-.
Los círculos bahienses son tan cerrados que más que una circunferencia, parecen un punto; parecen una estrella, parecen un ombligo. Son cerrados.
La comunicación falla, se habla de los libros que no se leen. Porque los tenemos todos guardados en la Biblioteca Bernardino Rivadavia que es la tercera más grande después de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca del Congreso. Lo que nadie dice es que encima de todo eso está el Archivo General de la Nación. Ahí sí hay de todo, lo dicen los ilustrados escritores nacionales -ojo, se copiaron de los franceses (Francia es el mayor productor de vino del mundo)-. Pero nadie va a la Biblioteca Rivadavia porque en vez de ponerla sobre la plaza del mismo nombre, a plena luz, la pusieron a media cuadra, toda oscura.
Bahía Blanca tiene pequeñas falencias de planeamiento, es cierto; pero eso pasa en todos lados. Y no estoy hablando de los planes de vivienda ni de las quejas que se hicieron de Pablo Reynafé, ni de las fallas de las cloacas; ni que la universidad quiere hacer plata mandando poner cloacas en el Barrio Patagonia que no las necesita porque tiene buenos pozos ciegos. De la crisis hídrica ni hablar, ni de las perforaciones. Sin embargo, todas estas cosas las estoy diciendo... porque me enteré de tales asuntos.
En Bahía Blanca, de la cofradía profesional no se habla. Ni de los sindicatos corruptos. Pasan en las noticias que se tirotean en la UOCRA, pero esos son todos unos negros bárbaros ¿Para qué vamos a entrar en detalle? Yo creo que en este momento estoy acuñando el término "crisis institucional" vestido en esta ciudad modelo -si no lo hubiese dicho nadie antes-. Los sueldos en negro son otro tópico tabú. La corrupción policial inspira miedo hasta a los que piden Juicio y castigo, que de los detenidos ilegales en democracia no se enteran. Del pibe del Barrio Cooperación no se dice más nada, Yuli, el que mató la policía. De los abusos institucionales por controlar el tránsito vehicular no se tiene la menor consciencia.
Yo tengo la seguridad de que el clima le trastoca la cabeza a unos cuantos. No se dan cuenta de las fuerzas hormonales que les recorren las venas en Otoño y en Primavera -eso lo estuve hablando con mi amigo David de Colombia que está en Italia-. También tengo la seguridad de que el primero que me llamó escritor en reconocimiento de mi profesión fue Marcos, de Chile.
Ahora empezó la carrera de Ciencias de la Educación y llamaron al taller integrador "Problemática Educativa". Ya es suficiente de hacernos los psicólogos y clamar que "hay que aceptar el problema primero". Es momento de clamar por soluciones. ¡Solución Educativa! No hay más problema...
Quiero ser claro, parece que todo puede prestarse a discusión. No hace falta contraponer opiniones. Está todo a la vista. La luz permite ver, necesitamos claridad.
Yo me alejé de la universidad habiendo conocido sus dependencias porque mi opinión siempre estaba en pugna. Yo ya no doy lugar a eso. No es momento de divagar alrededor del asunto. Hay que tomarlo fuertemente y sostenerlo en la mano delante de todos. Yo tengo mi cuerpo de escritos que sostienen una visión comprometida de la sociedad; lo pongo delante de la vista de todos.
Hay que incrementar la producción. Para ello hacen falta incentivos. Las medidas de fuerza y la oposición no son incentivos. La paranoia popular tampoco lo es. Se clama por la recesión y es el peor de los escenarios. Hay personas que quieren boicotear la producción, creen que pueden esconder los hechos.
Cuando digo cosas como estas es cuando empiezan a girar en torno a mis palabras buscándoles la falla. Mis palabras no son un problema, ¡son una solución!
Yo no pertenezco a ningún bando, no pregunten de qué lado estoy: Verdad y progreso.
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