miércoles, 5 de febrero de 2014

Vinos de autor 2.012

Mayo de 2.012



    Entré solo a Espacio M; pasé el checklist; con el librillo informativo de los distribuidores y bodegas en mano, más la correspondiente pulserita verde identificándome como Sommelier, caminé a lo largo del local hasta la escalera del fondo; subí al segundo piso y recibiendo la copa que me acompañaría durante todo mi recorrido, me auxiliaría en la cata de algunos de los vinos y también sería la herramienta para refrescarme un poco el paladar, atravesé la puerta del salón. Se podían probar las variedades de café Nespresso a la derecha de la entrada en pequeños vasos descartables; de las cápsulas que había presentes, opté en un momento por el ristretto que me resultó muy agradable sin azúcar, percibiéndose amablemente amargo y con una acidez estimulante, a excelente temperatura y de persistencia soberbia en boca. Observé con calma la concurrencia y seguidamente comencé a observar los stands y las etiquetas que presentaban; sin que me preocupase demasiado, lo analicé larga y relajadamente, comprendiéndolo en gran parte y aprendiendo de y sobre él de manera sistemática, recorriéndolo en un primer anillo desde el stand ubicado al frente a la derecha de la entrada sobre la pared, hacia el fondo y hacia la izquierda dando la vuelta al salón, terminando con un primer bocadillo: una galletita con un queso amargo muy sofisticado elaborado con leche bovina.

    En un primer momento fui recorriendo a la vez que leía la información y lentamente fui integrándome a la ocasión, olvidando preocupaciones del mundo exterior. Acercándome al stand de Viñedos y Bodegas CarinaE, probé en primera instancia un Gran Reserva Syrah, que con su elevado alcohol volátil me produjo un incómodo acceso de tos al segundo sorbo; más allá de este pequeño incidente, me resultó de buen porte y con taninos bien astringentes y secantes, con una aguda acidez que me recordó mi gran aprecio por este varietal en particular; para agregar algo, me sorprendió que hubiese en la feria tan pocas etiquetas de este varietal. Sobre esa misma pared, a unos stands de distancia, me deleité con la acidez tan refrescante que me brindó el Pródigo Tempranillo 2009 de El Hijo Pródigo Winery.

    Siguiendo el recorrido, presté atención al papel protagónico de los stands nucleados en el centro del salón, que se encontraban permanentemente tapados de personas. También resaltaba el stand de Viña Las Perdices, que a cada momento en que me fijé sobre él, se encontraba rodeado de concurrencia. De ellos me llamó especialmente la atención su Ice Wine que, según me aleccionaron allí mismo, preparan con uvas que se dejan empezar a pasificar en el viñedo y en ese estado son cosechadas en Junio cuando se encuentran congeladas por las bajas temperaturas; un vino naturalmente dulce que me sugirió equilibrio, suavidad y amable acidez con presencia de frutas rojas frescas; tiene una presentación sumamente llamativa, en botella angosta, larga y trasparente, de excelente diseño de etiqueta.

    Probé también un Late Harvest 2009 de Susana Balbo, elaborado con uvas Malbec, que me conmovió con su excelente complejidad y Notas tostadas, azucarado y de carácter maduro. De Dominio del Plata también, me sorprendió la excelencia de su Crios Torrontés 2011 dulce y floral.

    No dejé de sorprenderme con los vinos blancos en exposición, de los que me gustaría rescatar también San Pedro de Yacochuya Torrontés 2011 que me atrapó a la vista con su claridad y reflejos dorados y su carácter de flores aromáticas.

    Más tarde en mi estadía, fui introducido a la argentina Sonia Ruseler que me habló con naturalidad de su pequeño emprendimiento de 25 has. Plantadas tras haber vivido varios años en el exterior. También tuve la oportunidad hacia el final de intercambiar algunas amenas palabras con Philippe Subra, francés de madre burdelesa, propietario de Bodega CarinaE, que se encontraba acompañado de su esposa; la mayoría de sus vinos presentaban un diseño de cápsula muy interesante, inspirado en la Astrología al igual que el nombre de la bodega; de ellos probé un Passito que disminuiría en merecimiento si describiese, dada su cautivante complejidad y madurez. Saludando a este hombre de rasgos sinceros me retiré del evento agradecido por la oportunidad de haber participado en él rodeado de concurrencia educada y muy conforme con una organización tan amable y atenta al servicio.

A un niño

 2.012


A un niño no se le ordena

a un niño se le indica

se le aconseja

se le regala sinceridad



Un niño necesita el universo

hay que mostrárselo

abrirle la puerta

también hay que prender la luz para él



Un niño no merece perder

si cae jugando, se lo levanta

y aunque así pierde

gana una derrota que contar



A un niño le tiendo la mano

a un niño le cocino

a un niño le convido

a un niño le hablo



Niño

eres igual a mí, niño

corres y juegas y ríes

exploras, indagas

niño, temes y te aventuras



Toma mi mano, niño

tómala si la necesitas

cada vez que te sirva

suéltame y te soltaré

yo te soltaré a ti si caigo

Desperté por la noche

    Desperté a mitad de la noche. Estaba acalorado y me sentía sudado. Mis cabellos estaban mojados, mi cuerpo untuoso. Sentía sequedad en la boca.
    Oía gemidos y sentía lamidas... ese calor. ¿Qué es lo que estaba sucediendo?
     Entonces desperté y me vi tomando esos muslos, disfrutando ese sudor. ¡Maldición, era el sistema! Sin quererlo me había acostado con el sistema y le estaba dando duro, metiéndole todo mi ser sin asco al sistema; esas curvas que me habían parecido tan indefinidas, esa piel rígida que tan poco me atraía. Lo estaba haciendo mío, entrándole con mi propia técnica. Tomé toda la red, la hice un bollo y me la tiré como a la portera de un pensionado.
     

Tengo un suspiro entre mis manos

2.013

Tengo
mil cosas que contar
un dolor en el pecho
y una herida que no para de sangrar

Tengo
ansias de mundo y un momento
tengo tiempo que perder
para desarrollar un talento

Vendo
mi pesar y este carisma
te traigo este visual prisma
por el que el mundo mirar

Digo
yo qué te voy a contar
si el mundo ya tiene historia
y a mi pesar siempre es la misma

Tengo una misión que es despertarte
que narrarte mi visión
la panorámica de esta pirámide
para lanzarnos desde la cúspide

Toma
mi mano que no esté vacía
que yo no voy a violentar la tuya
mejor que la tuya tome a la mía

Vendo
ilusiones y colores
una frase por cada día
sentimientos y sabores

Bitácora del forro hijo de puta (I)

16 de Octubre de 2.013 - Mediodía


    Todo indica que me estoy haciendo adicto a la sobriedad y al deporte. Encuentro que infligirme dolor en maneras tradicionalmente extenuantes me produce cierta satisfacción morbosa. Me dejo llevar por la normal supresión de conciencia que la vigilia nocturna produce.     Apunto mi diario en mi mente mientras corro; caliento despacio y aumento gradualmente la intensidad hasta la explosión de la carrera, el corazón tiene que explotar, seguro me voy a morir; me voy a matar corriendo, ¡sí, parece fácil! ¡Ya casi lo logro! Un poco más y cuando mis piernas se venzan, me ahogo con la flema. Algunos momentos suelto espuma y salivaciones, como un caballo rabioso; 'escupo' las flemas por la nariz y me limpio con la piel. Parece que hace frío, el asfalto está mojado, pero yo no siento nada; tal vez me enferme de gravedad ¿Qué importa? ¡Que se mueran de la rabia! Me quitaron todo, no me dejan progresar; tengo toda la razón, no son delirios paranoicos, son ideas de salvación. Tengo que arruinarlos; tal vez pueda lograr hacer explotar mi cuerpo como una bomba atómica. Los deportistas son esclavos; los mandan acá y allá, porque hacen algo hasta el final, quieren que lo hagan sin parar, que los representen, que les sirvan de inspiración ¡Yo no voy a ser ningún deportista! ¡No voy a competir!
    Junto las cosas para que las lleven a la oficina. Yo voy a pie.
    Me preparo un desayuno cargado. Voy a hacer huevos revueltos... mejor no, necesito proteína.
    Dos es mucho, no lo voy a resistir, guardo uno en la heladera.
    ¡Me como un huevo crudo!

    -¡AAArrghhh! Está frío- digo en voz alta, solo.
    Se me atranca en medio del pecho... Si vomito, voy a vomitar bien, estoy en ayunas. ¡Dale Matías, hijo de puta vomitá el hígado entero! Hacé un escándalo grande, no vomites y te quedes como si nada, como si fueses un monigote inquebrantable; un muñeco inflable de esos con arena al fondo que golpean y se tambalean pero siempre vuelven a quedar en pie.
    Me hicieron un forro hijo de puta y un sátiro. Y mi viejo y el basko se están riendo porque se consiguieron un pelotudo que les sirva de Ironman. Y mientras tanto yo estoy acá adentro de este cuerpo, esta cárcel de carne, sufriendo.
    Me preparo para salir.
    ¿Y si no llego? Algunos corren con un vehículo de apoyo a su lado, por si se quiebran.
    Si no me quebré hasta ahora, no me voy a quebrar en esta ciudad poronga; estoy soñando al pedo que puedo renunciar y tirarme al suelo a quedarme ahí tumbado.
    Me tomo un vaso de leche, hago algunos abdominales, estiro un poco.
II

    Tengo que llevar un ritmo constante. Ahora me voy a cruzar toda la ciudad adelante de la vista de todos esos mirones hijos de re-mil-puta. Seguro que alguno me relojea el bulto a ver si caigo y me miro.
    ¡Mirá al frente, Matías! Las máquinas viales ya no están más en la esquina de la plaza. El asfalto no está hecho todavía, todo circo; no pises la brea, no pises el barro; las zapatillas son caras, no vas a tener otras. Mirá esas dos gordas en moto ¿De qué se ríen? ¿Qué están diciéndose?
    Ahí está la escuela; sí ya sé... No estarán haciendo un comentario sobre mí sin que me dé cuenta. ¡Me importa un carajo! El otro día Oscar me hizo un comentario de Feinmann; hasta los más hijos de puta hacen plata, hasta por ser hijos de puta (esa fue mi conclusión). ¿Por qué la pelotuda de Nelda me arrancó mi planta de marihuana? Siempre lo mismo, se cagan en mi esfuerzo; siempre tienen un pretexto. Es que son bien hijos de puta, les importo un carajo; y soy diferente, me voy a mantener diferente, por eso me van a cagar la vida hasta que me muera; me voy a morir así, sólo y gil, sin nada y sufriendo. Tengo dos textos escritos a los que tengo que ponerles fecha en la pc (ya pasaron tres días); es importantísimo que a todos los escritos los feche, ya no puedo volver a esos escritos del pasado.
    Todo fechado, es un trabajo.
    ¡Cómo me gusta el caminito rojo que hicieron al lado de la escuela! Mirá ese viejo con el nene en la esquina de Hueque, mira como haciéndose el boludo; el nene no para de moverse.
   ¡Viejo puto, a mí no me vas a hacer temblar los pies! Vos sabés que estos hijos de puta te miran así como con cara de boludos o de que vos sos un boludo y entonces te hacen fallar, te hacen flaquear... ¡Al que se me cruce por delante lo voy a matar! ¡Uy mirá, está lleno de vehículos por Tres Sargentos, como siempre! Mirá esa camioneta que te está pasando cerca... 
    -¡¿Qué mirás, puto?!- digo en voz alta. Estos hijos de puta forros me van a fichar; los concha de su madre me quieren hacer correr en una carrera. Hijos de puta, ellos con su plata. ¡Uy! ¿Y acá? Mirá que todos estos obreros forros van a estar arreglando este tramo de Pilmayquén y me los voy a tener que fumar a todos mirándome de frente con esas caras de idiotas...
    Y el pelotudo este de la camioneta, el patrón seguro que ese comentario que acaba de hacer mientras paso es sobre merca ¡Forro drogadicto! ¡Nooo! mirá el gordo ese... ¡Hijo de re-mil-puta! No podés poner semejante cara de autista desgraciado; sin gesto, sin nada, como ausente. Si me hacés tropezar gordo fome, te juro que te carneo.
    Tenés que practicar esa habilidad, Matías. Mirá hacia el frente, fijá la vista en el horizonte, la cabeza en alto, no bajes la cabeza. Que te saquen todo, salí a correr en bolas y descalzo pero no bajes la cabeza.
    El tarado de la charla del Sábado dijo un grillete... Que yo estaba muy exaltado y me iban a poner un grillete me hizo entender entre toda esa cháchara. Hasta con grillete les doy vuelta la ciudad a estos cuadrados. Ahora resulta que también no entiendo lo que la gente me dice y a mí me buscan el interés detrás de mis palabras.
    ¡Bien, Matías! Estás sosteniendo el ritmo, lo encontraste. O es que dejaste el cigarrillo. No te van a dar nada por esto, Matías, te están haciendo perder tu tiempo. Y sí, lo sé, me voy a vengar forros hijos de puta. Voy a mear arriba de sus cajones, viejos putos.
    Bueno, cedé un poco, ya perder tiempo porque esas dos minas feas se te cruzan en el camino... Mirá que no se van a correr de la calzada. Yo cedo, yo cedo ¿Y después las zapatillas quién las paga?
     -No, para vos no hay- me van a decir... Otra vez lo mismo. No cruces Sarmiento, quedate de este lado. Ahora ya veo que se me da por cansarme cuando llego a la altura del Shopping.     ¡Y les tengo que explicar a todos esos forros hijos de puta! Ya están escribiendo sus comentarios condescendientes de mierda en mi muro. Pero nadie me va a escribir que me consiguió un contrato, que tiene un contacto para que me pague por desarrollar mi arte. ¡Que se pudran todos! ¡Son unas bolsas de ilusiones vacías! Tengo que robarles y vaciarles los bolsillos, mentirles como me hacen a mí y después soltarles un puñado de palabras condescendientes cuando vengan a mendigar, como hacen conmigo.
    ¿Y ahora? ¿Me gritaron? Sí, pareció Romi; pareció que dijo mu con ese acento particular. Va a pensar que no lo registré. ¿Sí? ¿No? Yo lo escuché, fue eso. Y sino, no fue. No me importa. 
    -Mantené el ritmo, vamos, así, metele, no aflojes- digo en voz alta. ¿Y esta con semejantes auriculares subiendo la loma con cara de nada? Se está riendo por dentro, mirá... Es fea, sonreíle. Tendría que sonreír, ¿No? El aire me alcanza, tengo el ritmo. Y están pasando todos estos imbéciles por Sarmiento. Ahora corro sonriendo. Y que se vayan a meter su cinismo en el culo. ¡Mirá gil, estoy corriendo con una sonrisa en el rostro! Se me levantan los pómulos. A este pelotudo en particular le sonrío con más gracia. ¡Che, gendarme! Mirá como te sonrío muñeco de trapo. A vos te vendría bien un poco de deporte ¡Vago!. [Obviemos las viejas y la que corría porque estaba apurada, que no trabajo para ustedes, no me pagan] El pelotudo este con esa cara de naipe se va a meter por el agujero de las vías, yo lo sé. Ojalá que no.           Pero está cantado con esa cara de pelotudo; mirá se está sonriendo; te está cagando el paso ¡Hijo de puta! Lo tendría que empujar. Que se vaya a la concha de su madre, salto entre los pastos altos y lo paso de parado, que se quede mirando como un gil. Yo tengo que esperar, che... Estoy llegando. Mirá como estos hijos de puta me tiran la camioneta encima porque corro en las calles del centro. Seguro querés que corra por la vereda hecha tortilla, ¡Forro, facho! Tocame con el auto que te va a salir carísimo, te voy a bajar y los dientes... ¿No sabés que a mí me robaron una moto por tus quejas, reverendo hijo de puta? Ahora yo te ocupo la calle corriendo, forro. Mirá, ahí va Vale. Va a llegar al estudio diciendo que me vio pasar corriendo... O no, está muy metida en su mundo. Aunque soy el único pelotudo que va corriendo por el medio de la calle.
    Ufff... Bueno, bajando el ritmo, la temperatura corporal, que no te importe que el viejo ese de al lado de La Blanquita te mire... Los hijos de puta de esta cuadra son re chusmas... Bueno, ya, caminando. Hoy no hay facturas. Dejalo para después. Elongá un poquito... Y vamos para arriba, que toca ducha y a trabajar el día.

Recuerdos de poesía

28 de Octubre de 2.013 - 21:40 hs.

    Hace al menos unos largos seis años, fue una noche de tormenta que emprendí mi camino.
El árbol de la vida aún se deshoja.
    Y esa noche los rayos brillaban fuertes, el pino del frente de la casa de mi madre se agitaba; las gotas caían gruesas sin parar, mientras yo fumaba y escribía. Entonces mi soledad, mi amor propio y mi pena de amor se mezclaban en esa extraña espiral que marca mis días y especialmente mis momentos de introversión.
    ¡Qué bello poder escribir! ¡Qué belleza de recordar! ¡Gracias, Mirta, allí donde estés, regalando tus sonrisas y tus relatos con tensiones entre dientes, la luz de tu corazón de níspero dorado, tus destellos violetas y ese gran ímpetu de vida!
    Me tengo que agradecer a mí mismo también. Y a mi soledad. Tengo que felicitarme de haber abrazado a mi soledad y ser feliz con ella. Realmente soy afortunado de lo poco que tengo, de haber gestado una visión privilegiada, de escribir y poder compartirla.
    No puedo tener mayor satisfacción que la de ser quien yo quiero, de haberme hecho así, de disfrutar todo lo pequeño y lo banal. De haber aprendido joven, de haber heredado un gran legado de conocimiento. Me llena poder ser agresivo y fútil de a momentos, de poder enfrentar la violencia de los que se me oponen, de no temer lastimar a quien se cruce en mi camino y además poder ser cariñoso con los míos; abrazar a mis amigos, tener buenas actitudes y encontrar mis bolsillos vacíos de tanto compartir.
    Siento gran felicidad cuando recuerdo las mujeres que me acompañaron algunas noches y noches en las que me abrazo solo, sabiendo que tal vez es su recuerdo que me abraza; que no fueron historias que pasaron sino que apenas son comienzos. Volveré a abrazar su recuerdo y las encontraré en algún futuro y lamentaremos el pasado y disfrutaremos ese presente futuro; y nadie se interpondrá. Los errores no importarán y encontraremos la felicidad de compartir, con esa familiar complicidad que ya tuvimos.
    Me da buenas energías tener una gran familia, conocer personas que viven en otros lugares del mundo. Saber que no soy nadie pero muchos me recuerdan, que dejé una marca en donde estuve y que todavía tengo muchos años por delante. ¿A dónde me llevará el mañana? ¿Qué pasará?

Adiós, Rabbit

23 de Noviembre de 2.013 - 22:19 hs.

    Ayer por la tarde llegué de correr. Tenía una hora hasta que me tocara turno de kinesiología. Saqué las pesas al patio, abrí la canilla de al lado del Rabbit; entonces lo miré
    -Hola, Rabbit. ¿Cómo estás? Te tienen cagado de hambre, ¿No? Yo te voy a traer algo de comer, que acá el único que se preocupa soy yo. Mirá te tiraron unos cabos de remolacha, te voy a traer alimento.

    Llevé la punta de la manguera hasta el cantero de delante del quincho: Usando la punta del dedo a modo de aspersor, regué un poco de agua sobre las plantas de menta y la de ajíes. Luego la dejé apoyada sobre la piedra volcánica que está entre la santa rita y el rosal rococó, para que se moje abundantemente la tierra de alrededor de las dos plantas.

    Entré al quincho y cuando busqué con la mirada bajo la mesada, donde habitualmente se encuentra el balde amarillo con el alimento balanceado, no lo vi. Entonces, reprimiendo una queja, levanté la mirada y lo vi sobre la mesada hacia la derecha, cerca del fogón; estaba destapado. Me acerqué, y al tomarlo, lo noté liviano; miré en su interior y encontré que apenas quedaba una palada de comida. Caminé hasta estar junto a la jaula, con el balde en la mano; tomé la pala y junté media palada, la eché dentro de la lata que está atada a la puerta de la jaula. Rabbit no se agitó ni se apresuró a subir para atacar la comida y me resultó extaño que se mostrara inapetente; tuve que inclinar el balde sobre la pala (que es muy finita), lo cual me requirió cierta especial pericia, para volcar la última cantidad de alimento sobre ella sin derrochar. Eché la última cantidad apurado, mientras Rabbit subía despacio a comer, sin ningún apuro. Luego seguí con mi día.

    Por la tarde llegué con Benjamín y jugamos un buen rato. Para cuando cayó el sol, llegó mi padre en la camioneta de su amigo con su equipo de windsurf. Benjamín estaba en el living mirando dibujitos animados y yo en el quincho lavando mis herramientas de coctelería. Luego de algunos instantes, busqué a Benjamín para que fuese a saludarlo. Cuando salimos, vi todo el pasto de mis vecinos de enfrente brillar con luces intermitentes de luciérnagas; le dije a Benjamín que prestase atención a lo que estaba viendo y lo invité a acompañarme para atrapar algunas; atrapé unas cuatro; una se escapó al instante volando, otras dos se fueron volando de a una, mientras que la última que extendía sus alas y no despegaba, traté de que Benjamín la tomase, pero le daba miedo (a pesar de que le repitiese incontables veces que no picaba); al final la dejé en el piso y se acercó a observarla, hasta que la escupió y lo reté.

    Esta mañana, mientras dormitaba, escuché que Benjamín le decía a mi madre que el conejo tenía encima luciérnagas (y me extraño que no dijera bichos de luz); su manera de pronunciar me causo gracia y me reí un poco. Luego de unos minutos, vino hasta mi cama a llamarme:

    -Mati, Mati, el conejo tiene lubfsiefbnahag'as encima...- y lo dijo con un tono especialmente intrigante.

Pensé en ir con él a saludarlo, pero reí un poco y le dije que dejase de hacer el payaso, ante lo absurdo de la idea.

    Al caer la noche, mi padre entró mientras yo estaba sentado escribiendo en la mesa del comedor; le pidió a mi mamá que lo acompañase y no quiso. Entonces se dirigió a mí y le dije que no me molestase; hasta que dijo:

    -Vení, viste que hoy Benjamín estaba diciendo que el conejo tenía bichos de luz encima... Bueno, está muerto.

    Y así fui hasta la jaula... Lo encontré recostado sobre el rincón, echado como siempre que hace calor... Inerte... Inanimado... Sin vida.

Adiós y al destino

2.013
Vuela
ve, deja este lugar
abandóname y sigue
tu camino

Te quiero retener
aun no me lo permito
te lo admito
porque me dejás hablar

Te digo que sos bella
y digo tonteras sin sentido

Historias incompletas

Lunes, 26 de Noviembre de 2.012 - Mediodía

   Hoy tengo tanto por escribir... Recupero mi cursiva. Vuelven los problemas de siempre; la estética, la simetría, la línea.
    Ayer tuve tanto por escribir... Y no escribí, lo recuerdo.
     Podría pasar el día entero intentando representar mi sueño de anoche; podría hacerlo infructuosamente.
     ¡Qué decepción! ¡Qué desafío!


II

¡SE MURIÓ! ¡SE MURIÓ! NO VOY A TENER MÁS... Eran unos gritos desgarradores, los más cargados de dolor que yo jamás hubiese oído. Me desperté muy compungido.


III

    Estoy plenamente convencido de que debo enfocar mi trabajo sobre la caligrafía y la expresión pictórica.
     Se me acaba la tinta y me doy cuenta que la estética depende de mis herramientas y del dominio que desarrolle de las mismas. Las condiciones ambientales deben ser observadas con perspicacia; los recursos se agotan y deben ser responsablemente administrados. El arte es un lujo tanto como una necesidad.

La bitácora del loco (I)

Martes, 24 de Septiembre de 2.013 - 00:55 hs.

    "Si me internan, que me pongan camisa de fuerza y me tiren en un cuarto acolchado, así es más divertido". A la clínica seguro entro gritando eso.
    Está Doce Monos, esa es una buena película de locos. Pero la más grande película de locos está en mi cabeza. ¿Y los locos que andan sueltos? Están los abogados locos, los ingenieros locos, los indigentes locos; los locos que apresan a locos sufridos... Y están los que leen el "Elogio de la locura", como Leo; que encima de loco es gay.
    A veces me llaman loco, algunas veces me siento loco. Tengo guardado el cuadernillo de la locura. Algunos proponen locuras como el análisis de las letras. ¡Qué loco que ningún argentino haya ganado un Premio Nobel de Literatura! Alfred Nobel sí que era un tipo bien loco; un loco piromaníaco. Bien peligroso ese loco.
    Hay una definición muy popularmente extendida que deja entrever que la esencia de la locura está en la repetición. Yo me pregunto qué ocurre con la alienación; y con los maquinistas de los trenes. ¿Y el frío qué?
Entonces la repetición genera la técnica y la técnica conlleva a la confianza; la confianza aleja al temor, y en ausencia del temor surge la distracción que es la causa del error humano; o puede ser el desconocimiento; o puede ser la locura.
    A quien está deprimido, la locura lo cura. La locura se parece más a la hipomanía; es como una fuerza incontrolable que a uno le recorre la fibra sensible como una chispa por un cable o la combustión por una mecha.
    La locura se parece a una falla de la comunicación, lo que es lo mismo que comunicarse con mucha gente o hacerlo en varios idiomas.
    Hay locos que no contestan cuando les hablan y hay los locos que contestan fuera de tiempo o dicen frases sin sentido; también están los locos que repiten lo mismo, una y otra vez, o los que fingen no escuchar; hay locos violentos agresivos, hay locos manipuladores; hay ciertos locos olvidadizos...
    Yo soporto toda clase de locos. Algunos me hacen callar, otros me gritan; algunos cambian drásticamente de ánimo; otros me roban o me menosprecian o me defraudan o me amenazan o me lastiman. Soporto locos que no comprenden la diferencia de género; locos patriarcales, locas matriarcales. Soporto locas feministas que me llaman machista.
    Hay locos drogadictos, locos prohibicionistas. En mi ciudad natal hay muchos locos. En Buenos Aires hay locos de todas las clases y está el Borda que es un hospital de locos.
    Siento dolor y es una falta al respeto que me merezco como persona cada vez que me llaman loco.