16 de Octubre de 2.013 - Mediodía
Todo indica que me estoy haciendo adicto a la sobriedad y al deporte. Encuentro que infligirme dolor en maneras tradicionalmente extenuantes me produce cierta satisfacción morbosa. Me dejo llevar por la normal supresión de conciencia que la vigilia nocturna produce. Apunto mi diario en mi mente mientras corro; caliento despacio y aumento gradualmente la intensidad hasta la explosión de la carrera, el corazón tiene que explotar, seguro me voy a morir; me voy a matar corriendo, ¡sí, parece fácil! ¡Ya casi lo logro! Un poco más y cuando mis piernas se venzan, me ahogo con la flema. Algunos momentos suelto espuma y salivaciones, como un caballo rabioso; 'escupo' las flemas por la nariz y me limpio con la piel. Parece que hace frío, el asfalto está mojado, pero yo no siento nada; tal vez me enferme de gravedad ¿Qué importa? ¡Que se mueran de la rabia! Me quitaron todo, no me dejan progresar; tengo toda la razón, no son delirios paranoicos, son ideas de salvación. Tengo que arruinarlos; tal vez pueda lograr hacer explotar mi cuerpo como una bomba atómica. Los deportistas son esclavos; los mandan acá y allá, porque hacen algo hasta el final, quieren que lo hagan sin parar, que los representen, que les sirvan de inspiración ¡Yo no voy a ser ningún deportista! ¡No voy a competir!
Junto las cosas para que las lleven a la oficina. Yo voy a pie.
Me preparo un desayuno cargado. Voy a hacer huevos revueltos... mejor no, necesito proteína.
Dos es mucho, no lo voy a resistir, guardo uno en la heladera.
¡Me como un huevo crudo!
-¡AAArrghhh! Está frío- digo en voz alta, solo.
Se me atranca en medio del pecho... Si vomito, voy a vomitar bien, estoy en ayunas. ¡Dale Matías, hijo de puta vomitá el hígado entero! Hacé un escándalo grande, no vomites y te quedes como si nada, como si fueses un monigote inquebrantable; un muñeco inflable de esos con arena al fondo que golpean y se tambalean pero siempre vuelven a quedar en pie.
Me hicieron un forro hijo de puta y un sátiro. Y mi viejo y el basko se están riendo porque se consiguieron un pelotudo que les sirva de Ironman. Y mientras tanto yo estoy acá adentro de este cuerpo, esta cárcel de carne, sufriendo.
Me preparo para salir.
¿Y si no llego? Algunos corren con un vehículo de apoyo a su lado, por si se quiebran.
Si no me quebré hasta ahora, no me voy a quebrar en esta ciudad poronga; estoy soñando al pedo que puedo renunciar y tirarme al suelo a quedarme ahí tumbado.
Me tomo un vaso de leche, hago algunos abdominales, estiro un poco.
II
Tengo que llevar un ritmo constante. Ahora me voy a cruzar toda la ciudad adelante de la vista de todos esos mirones hijos de re-mil-puta. Seguro que alguno me relojea el bulto a ver si caigo y me miro.
¡Mirá al frente, Matías! Las máquinas viales ya no están más en la esquina de la plaza. El asfalto no está hecho todavía, todo circo; no pises la brea, no pises el barro; las zapatillas son caras, no vas a tener otras. Mirá esas dos gordas en moto ¿De qué se ríen? ¿Qué están diciéndose?
Ahí está la escuela; sí ya sé... No estarán haciendo un comentario sobre mí sin que me dé cuenta. ¡Me importa un carajo! El otro día Oscar me hizo un comentario de Feinmann; hasta los más hijos de puta hacen plata, hasta por ser hijos de puta (esa fue mi conclusión). ¿Por qué la pelotuda de Nelda me arrancó mi planta de marihuana? Siempre lo mismo, se cagan en mi esfuerzo; siempre tienen un pretexto. Es que son bien hijos de puta, les importo un carajo; y soy diferente, me voy a mantener diferente, por eso me van a cagar la vida hasta que me muera; me voy a morir así, sólo y gil, sin nada y sufriendo. Tengo dos textos escritos a los que tengo que ponerles fecha en la pc (ya pasaron tres días); es importantísimo que a todos los escritos los feche, ya no puedo volver a esos escritos del pasado.
Todo fechado, es un trabajo.
¡Cómo me gusta el caminito rojo que hicieron al lado de la escuela! Mirá ese viejo con el nene en la esquina de Hueque, mira como haciéndose el boludo; el nene no para de moverse.
¡Viejo puto, a mí no me vas a hacer temblar los pies! Vos sabés que estos hijos de puta te miran así como con cara de boludos o de que vos sos un boludo y entonces te hacen fallar, te hacen flaquear... ¡Al que se me cruce por delante lo voy a matar! ¡Uy mirá, está lleno de vehículos por Tres Sargentos, como siempre! Mirá esa camioneta que te está pasando cerca...
-¡¿Qué mirás, puto?!- digo en voz alta. Estos hijos de puta forros me van a fichar; los concha de su madre me quieren hacer correr en una carrera. Hijos de puta, ellos con su plata. ¡Uy! ¿Y acá? Mirá que todos estos obreros forros van a estar arreglando este tramo de Pilmayquén y me los voy a tener que fumar a todos mirándome de frente con esas caras de idiotas...
Y el pelotudo este de la camioneta, el patrón seguro que ese comentario que acaba de hacer mientras paso es sobre merca ¡Forro drogadicto! ¡Nooo! mirá el gordo ese... ¡Hijo de re-mil-puta! No podés poner semejante cara de autista desgraciado; sin gesto, sin nada, como ausente. Si me hacés tropezar gordo fome, te juro que te carneo.
Tenés que practicar esa habilidad, Matías. Mirá hacia el frente, fijá la vista en el horizonte, la cabeza en alto, no bajes la cabeza. Que te saquen todo, salí a correr en bolas y descalzo pero no bajes la cabeza.
El tarado de la charla del Sábado dijo un grillete... Que yo estaba muy exaltado y me iban a poner un grillete me hizo entender entre toda esa cháchara. Hasta con grillete les doy vuelta la ciudad a estos cuadrados. Ahora resulta que también no entiendo lo que la gente me dice y a mí me buscan el interés detrás de mis palabras.
¡Bien, Matías! Estás sosteniendo el ritmo, lo encontraste. O es que dejaste el cigarrillo. No te van a dar nada por esto, Matías, te están haciendo perder tu tiempo. Y sí, lo sé, me voy a vengar forros hijos de puta. Voy a mear arriba de sus cajones, viejos putos.
Bueno, cedé un poco, ya perder tiempo porque esas dos minas feas se te cruzan en el camino... Mirá que no se van a correr de la calzada. Yo cedo, yo cedo ¿Y después las zapatillas quién las paga?
-No, para vos no hay- me van a decir... Otra vez lo mismo. No cruces Sarmiento, quedate de este lado. Ahora ya veo que se me da por cansarme cuando llego a la altura del Shopping. ¡Y les tengo que explicar a todos esos forros hijos de puta! Ya están escribiendo sus comentarios condescendientes de mierda en mi muro. Pero nadie me va a escribir que me consiguió un contrato, que tiene un contacto para que me pague por desarrollar mi arte. ¡Que se pudran todos! ¡Son unas bolsas de ilusiones vacías! Tengo que robarles y vaciarles los bolsillos, mentirles como me hacen a mí y después soltarles un puñado de palabras condescendientes cuando vengan a mendigar, como hacen conmigo.
¿Y ahora? ¿Me gritaron? Sí, pareció Romi; pareció que dijo mu con ese acento particular. Va a pensar que no lo registré. ¿Sí? ¿No? Yo lo escuché, fue eso. Y sino, no fue. No me importa.
-Mantené el ritmo, vamos, así, metele, no aflojes- digo en voz alta. ¿Y esta con semejantes auriculares subiendo la loma con cara de nada? Se está riendo por dentro, mirá... Es fea, sonreíle. Tendría que sonreír, ¿No? El aire me alcanza, tengo el ritmo. Y están pasando todos estos imbéciles por Sarmiento. Ahora corro sonriendo. Y que se vayan a meter su cinismo en el culo. ¡Mirá gil, estoy corriendo con una sonrisa en el rostro! Se me levantan los pómulos. A este pelotudo en particular le sonrío con más gracia. ¡Che, gendarme! Mirá como te sonrío muñeco de trapo. A vos te vendría bien un poco de deporte ¡Vago!. [Obviemos las viejas y la que corría porque estaba apurada, que no trabajo para ustedes, no me pagan] El pelotudo este con esa cara de naipe se va a meter por el agujero de las vías, yo lo sé. Ojalá que no. Pero está cantado con esa cara de pelotudo; mirá se está sonriendo; te está cagando el paso ¡Hijo de puta! Lo tendría que empujar. Que se vaya a la concha de su madre, salto entre los pastos altos y lo paso de parado, que se quede mirando como un gil. Yo tengo que esperar, che... Estoy llegando. Mirá como estos hijos de puta me tiran la camioneta encima porque corro en las calles del centro. Seguro querés que corra por la vereda hecha tortilla, ¡Forro, facho! Tocame con el auto que te va a salir carísimo, te voy a bajar y los dientes... ¿No sabés que a mí me robaron una moto por tus quejas, reverendo hijo de puta? Ahora yo te ocupo la calle corriendo, forro. Mirá, ahí va Vale. Va a llegar al estudio diciendo que me vio pasar corriendo... O no, está muy metida en su mundo. Aunque soy el único pelotudo que va corriendo por el medio de la calle.
Ufff... Bueno, bajando el ritmo, la temperatura corporal, que no te importe que el viejo ese de al lado de La Blanquita te mire... Los hijos de puta de esta cuadra son re chusmas... Bueno, ya, caminando. Hoy no hay facturas. Dejalo para después. Elongá un poquito... Y vamos para arriba, que toca ducha y a trabajar el día.