miércoles, 5 de febrero de 2014

Desperté por la noche

    Desperté a mitad de la noche. Estaba acalorado y me sentía sudado. Mis cabellos estaban mojados, mi cuerpo untuoso. Sentía sequedad en la boca.
    Oía gemidos y sentía lamidas... ese calor. ¿Qué es lo que estaba sucediendo?
     Entonces desperté y me vi tomando esos muslos, disfrutando ese sudor. ¡Maldición, era el sistema! Sin quererlo me había acostado con el sistema y le estaba dando duro, metiéndole todo mi ser sin asco al sistema; esas curvas que me habían parecido tan indefinidas, esa piel rígida que tan poco me atraía. Lo estaba haciendo mío, entrándole con mi propia técnica. Tomé toda la red, la hice un bollo y me la tiré como a la portera de un pensionado.
     

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