Hay
ciertas personas que nacen destinadas a conformar parte del sistema educativo.
Esto pude sonar arbitrario para un crítico de este ensayo breve. Lo voy a
reafirmar dos veces: Primero, es cierto por la experiencia de mi vida; segundo,
porque tengo un punto que desarrollar al respecto.
El
título de este escrito estaba hace meses pendiente de desarrollo en mi
computadora, y ante el actual debate público con respecto a la educación, me
parece el momento más correcto para desarrollarlo y que sea de trascendencia.
Mi
visión es la siguiente: El sistema educativo es arbitrario en su totalidad. Es
arbitrario desde el momento en que se establece inseparablemente unido a la
matemática. Porque la matemática es una ciencia exacta, y por lo tanto,
definitiva (definitoria). La matemática, del mismo modo que la calificación
intrínseca al sistema educativo, se instaura bajo enunciados lógicos y premisas
establecidas que son irrevocables. –Esto quiere decir, para quien desee una
explicación argumentativa, que se limita a un “dos más dos es cuatro”-. No hay
variación en el sistema matemático, ni mayor ni menor. Como sistema, no admite
alteración alguna.
Bajo
esta mirada, no me parece de más resaltar y comparar la prepotencia violenta y
la agresión con la matemática, los sistemas, y el sistema educativo. Quiero
decir con esto que la prepotencia violenta y la agresión son herramientas del
ego para la satisfacción de los deseos y no admiten variación alguna en su procesión.
Sí fallan en algunos casos, pero no por ello quiera decir que se orienten hacia
el fallo dichas acciones, sino que por el contrario, lo hacen hacia el éxito y
la consecución de las pulsiones invocadas.
Por
ello, y por otros motivos que desarrollo en mi literatura (que no vienen a ser
colacionados en este texto breve), tengo que volver a interpretar que las
situaciones que envuelven a cada persona desde el momento de su nacimiento,
desde que poseen padres y ellos una historia que se ha sucedido
consecutivamente a través de las generaciones; desde que cada uno posee una
identidad única e intransferible, es susceptible de ciertos hechos que pueden o
no ser predichos o intuidos.
Bajo
la lupa del sistema educativo, todo saber, conocimiento, disciplina, técnica,
didáctica y demás fenómenos cognitivos, puede ser estudiado como un proceso,
ser analizado, desglosado y caracterizado más o menos definitiva o
definitoriamente.
Las
casas de estudios y saberes organizados, con la universidad a la cabeza… La
universidad que pretende nuclear lo existente bajo el concepto de universo; lo
que es decir, una sola versión, un solo discurrir de la vida unida. Todo y
nada, todo y nada unido en el universo. El caos y el orden explicados bajo la
tutela de las palabras.
Como
refiere Herman Hesse en “El juego de los abalorios”. La educación instituída se
remonta a tiempos romanos –Aún más, digo yo, a tiempos Griegos, a tiempos
Egipcios, tiempos Persas, Hebreos; y todos los tiempos en que ha existido algún
sistema de escritura-, pero también según explica Harold Lamb (un admirable
historiador) en historia de Ciro el Grande, hubo pueblos como el Aqueménida
(una facción Persa o Meda) que poseían un cierto sistema de educación oral a
pesar de su carencia de escritura. Entonces me arriesgaría a decir que es la educación
intrínseca a los sistemas comunicativos. –Yo siempre intento expresar que la
piedra basal que nos diferencia como seres constructores del resto del reino
animal es nuestra avanzada capacidad comunicativa-.
En
“El juego de los abalorios”, Hesse demuestra un sistema ancestral que se
corresponde con el relatado en la serie de Harry Potter que popularizó la
exitosa Joane Rowling. Para explicarlo brevemente, referiré que se trata de un
sistema de educación “superior”, es decir de personajes selectos, los “electi”
o “magi” de Hermann o los “magos” de Joane (también “Magister”, “Magister
Ludus”, para Hesse). El mayor éxito de la escritora estadounidense se explica
por la audiencia mayormente joven que ha acogido sus libros, por la
disponibilidad de tiempo que su juventud les favorece y el carácter del texto
que alimenta la más grande aspiración humana que es la del conocimiento y la
ilusión del reconocimiento que puede generar una educación de elite –por
supuesto que no todos los humanos del planeta conocerán a Harry Potter, como
por ejemplo algunos trabajadores campesinos de China, por hacer una
suposición-.
En
la historia de Ciro el Grande de Lamb, se muestra a un hombre sorprendentemente
superior por sus hechos y la historia de una gran porción de tierra que
posicionamos en el centro del planisferio impreso. Luego, el escritor John
Ronald Tolkien, ha hecho famosa la serie de “El señor de los anillos” que
relata las batallas de las tierras medias, aunque también incluye su propia
Teogonía a través de “El silmarillion”. Harold resalta lo fundamental de la
educación de Ciro a través de una frase que resalta la importancia de los
maestros, explicando que si una mentira se colase a través de sus palabras, los
jóvenes la aceptarían por desconocimiento y ya luego a través de las
generaciones se perdería la verdad bajo el yugo de la mentira.
Luego,
también está el trabajo de Eoin Colfer en la serie de “Artemis Fowl”, o el de
la escritora Santafesina Liliana Bodoc en “La saga de los confines”. Y también
la “Trilogía del águila y el jaguar” de Isabel Allende. Todas estas obras muy
exitosas en ventas y bajo la misma temática, que podríamos catalogar bajo la
categoría de “realismo mágico”.
Entonces
las obras que acabo de mencionar, reflejan mi afirmación acerca de la arbitrariedad
del destino de los hombres, al menos con respecto a este asunto del sistema
educativo.
Habiendo
establecido la defensa de mi afirmación primera, voy a continuar explicando las
facultades de estos “protegidos”.
Los
protegidos se refugian bajo argumentos muchas veces vacíos, otras veces bajo
las órdenes o las escalas jerárquicas. Los protegidos nacen y crecen
protegidos. Tienen un velo de palabras que los cubre y los apaña.
Quiero
decir, la mayor parte de la educación consiste en explicaciones dialécticas,
relaciones significante-significado, adquisición de un determinado vocabulario
específico y otras habilidades comunicativas.
Pues
bien, voy a plantear el nudo de la cuestión aquí mismo: ¿Cómo es que los
encargados de resguardar el sistema comunicativo, fallan tanto en comunicar sus
intereses y necesidades que necesitan de medidas de fuerza para que se los
respete? –Bueno, yo creo que es porque la corrupción institucional ha alcanzado
a la más básica de las instituciones de nuestro país-.
Después
de todo, el desacuerdo salarial se sucede entre profesionales. Profesionales de
la Educación Pública y profesionales de la Política de Estado; ambos sectores
pertenecen al Sistema de Gobierno establecido. Quien mejor podrá comprender
esto es, especialmente, quien no forme parte del Sistema de Estado; es decir,
aquellos que carecen de obra social, que trabajan “en negro”, que cobran
sueldos bajo el mínimo establecido, los artistas mantenidos y demás agentes
exiguos al mundo organizado.
¿Por
qué? ¿Por qué ocurre esto? –Por la manera en que las personas involucradas han
sido educadas, porque son crédulos del sistema-. Mientras que toda persona
involucrada afirmará que el sistema organizado invoca a la productividad en
masa, yo en cambio disertaré que se presenta improductivo desde que se hace
adulación de la “selección natural” (el esquema que, coincidentemente, Darwin
sintetizó en estas tierras australes). Nuevamente, encontramos en la teoría
mencionada, la idea de estar destinado a formar parte del sistema. Es el
argumento de peso con mejor adaptación a la manera de actuar que va adosada al
cargo público –con todo el permiso de Darwin para resistir el cambio y no
adaptarme al sistema en que fui educado (como me sugieren eventualmente)-. Es
la intención de juzgar deliberadamente a las personas para sacar provecho
personal de sus capacidades, que se instruye en un Leviatán que nos aplasta.
Los
protegidos del sistema educativo han permanecido mayormente en él. Desde
pequeños se los ha contenido con estudios y actividades intelectuales que no
les lleven a incursionar en el mundo “de fuera”. Los han resguardado en ese
pequeño mundo institucional donde las agresiones son mucho más violentas y el
control más fuerte; la atracción del mundillo institucional es de una potencia
neta. Con ello, dueños del poder y el discernimiento, tienen la facultad de
resguardar sus instituciones de aquellos que provienen “de fuera”, porque ven
en ellos un virus que se infiltra y debilita su estructura.
Entonces
caen bajo un instinto animal, el instinto de supervivencia. Que es el mismo que
activa la codicia del dinero.
El
mismo odio y rencor que ellos ven como un virus indeseado, es en realidad la
necesidad; que no es odio ni rencor, sino simplemente violencia. La misma
violencia que ellos desatan en el mundo extra-institucional al desarrollar su
sistema de selección natural que premia y castiga, aprueba y desaprueba. Porque
en el mundo de fuera todos viven, más sucios o menos cómodos, más faltos de
amor o con humildad. Es la violencia la urgencia que surge del hambre y del
temor.
Es
la misma selección educativa que surge de la valoración matemática (es decir, cualitativa y
cuantitativa) de los alumnos como potenciales productores lo que refrena la
producción, aumenta el índice de desempleo, propicia el robo y el hurto,
desactiva el consumo e infla los precios generando desconcierto general e
inseguridad. Si no me falla la memoria –Y si lo hace, de todos modos puedo
recurrir a la fuente, como ahora- en “Freakonomics”, un economista y un escritor
ponen de manifiesto <<¿Qué tienen en común los luchadores de sumo y los
profesores?>>. Citando
textualmente: “There are three basic flavors of incentive: economic, social and
moral.” –Choose yours-. Mientras
que hay exámenes y preparaciones para exámenes, hay quienes los redactan y quienes
adoran la competencia. Hay dinero de por
medio. También hay esfuerzo, pero el dinero lo hace todo más ameno. Pensemos en
Lance Armstrong: Nadie le ganó en la bicicleta; se drogó, pero no le ganó nadie.
Que se haya drogado no quiere decir que no haya pedaleado mucho, muchísimo. Y no
cualquiera podría pedalear tanto aunque se drogase. Pero tal vez él hubiese pedaleado
por gusto y no se hubiese drogado si nadie lo hubiese impelido a ganarle a otras
personas.
-No
es que yo diga que haya que pasar hambre, al contrario. Sin embargo yo siempre
trabajé y sigo trabajando por menos dinero del que necesito de verdad.
Entonces
yo creo que debería ser objeto de reflexión la solemnidad. ¿Qué es
verdaderamente solemne? ¿Lo es decidir no desempeñar la actividad comprometida?
–A mí se me antoja que es de mayor provecho personal (y eso se extiende a
muchos más) realizar actividad a pesar de las circunstancias. Aunque me apena y
me desanima que haya quienes se opongan, ellos no pueden impedirme que resista
esa oposición y tal vez en ello va la capacidad adaptativa que, para mí, se
asemeja a mantener la posición pese a la oposición-.
Es verdad de la corrupcion crecio tanto que se metio en todis los rubros y ha contajiado al.sistema en.ir al reves y/o estafando al mundo de cualquier manera posible. Ese el el tema del por que ciertas cosas andan mal.
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